Quizá el miedo vence al ego. A veces sucede, a veces. A veces besas labios de sapos y calvas y frentes y manos sudorosas esperando encontrar príncipes utópicos.
Aveces esos príncipes se esconden tras los sapos arrojados.
A veces somos el sapo buscando afanosamente ser un príncipe, buscando que alguien nos bese, nos descubra, alguien que encuentre detrás nuestro lo que no vemos.
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